RAÚL BAENA: "DUDE, WHERE IS MY CAR?"

viernes, 29 de noviembre de 2013

ESCLAVOS DEL TIQUI-TACA


En España, debido a la reciente marcha triunfal del modelo de juego del FC Barcelona y la Selección Española, está mucho más implantado que en otros países el estilo de fútbol basado, a grandes rasgos, en la sucesión de numerosos pases en corto y la mayor posesión que el rival, y varias frases de personalidades del mundillo parecen haberse convertido en verdaderos mandamientos escritos en piedra que hay que seguir a pies juntillas. Las "si tienes el balón no pueden atacarte", "si no jugamos así perdemos todos los partidos" o "el que tiene la pelota corre menos" son las más escuchadas entre comentaristas de los partidos de fútbol, entrenadores, jugadores y aficionados en el bar. Este... sentimiento, por llamarlo de alguna manera, ha calado tan hondo en el aficionado de a pie que se han tomado posturas incluso maniqueas en las que tener la posesión representa el bien, y jugar de otro modo es el mal, al menos hasta la llegada de Simeone al Atleti.

La verdad es que a varios equipos de aquí no les ha ido nada mal con modelos de juego bastante parecidos a este. Con el Barça y la Roja como máximo exponente, otros equipos como el Villarreal o el Málaga, ambos con Manuel Pellegrini al mando, han obtenido enormes resultados, mayores de lo que muchos podrían imaginar, como el subcampeonato de Liga en el equipo de la Comunidad Valenciana y unas semifinales de Champions League que se escaparon cruelmente con el ya histórico penalti fallido de Riquelme; con el equipo de la Costa del Sol el Ingeniero consiguió la primera clasificación de la historia del conjunto blanquiazul para la Copa de Europa, de la que cayó al ante el subcampeón, el Borussia Dortmund, en cuartos de final de un modo no menos atroz (debe ser que el chileno es gafe para esto, aunque este año con el City son segundos de grupo detrás del Bayern, de Pep de manera ya inamovible).

Sin embargo, la propia Selección, le pese a quien le pese, ha perdido parte de esa identidad, y últimamente no se sabe ni a qué jugamos. Las sensaciones no son buenas, quizá esa manada de fieras que se empezó a comer el mundo en 2008 ha saciado su hambre, o quizá, simplemente, no seamos tan buenos como ahora nos creemos. Mención aparte merece el Barça del Tata Martino. Si ya en el último año de Guardiola se empezó a ver al equipo un tanto más vertical que en su etapa de 2008-2010 (donde, creo, se alcanzó el clímax del modelo de juego) y con Tito el salto fue a más, el actual está resolviendo muchos partidos por medio de unas rápidas transiciones ofensivas. Los periodistas, entre los que, tal y como dije antes, se implantó el maniqueísmo con el llamado tiqui-taca como máxima expresión del bien, están poniendo el grito en el cielo por la "pérdida del estilo del Barça".

Más que una pérdida es una evolución lógica del sistema, pues el gran eje de este, Xavi Hernández, parece estar dando sus últimos capotazos dentro de los terrenos de juego, su estado de forma poco tiene que ver con el de los años de esplendor de su equipo y selección, y le está costando más ser el timón del equipo. Por su complexión, es un jugador al que un bajón en lo técnico o un "entumecimiento" mental lo matan por completo, ya que no tiene físico con el que correr para compensar sus fallos o faltas de lucidez. Como ya nos enseñaran en algunas de las grandes páginas de análisis de fútbol, ante la desaparición de esta figura (paulatina en este caso, por otra parte), se plantean dos formas de seguir ganando: o bien incorporar un sustituto de un jugador tan clave e irrepetible, normalmente de prestaciones inferiores al original, para seguir con el modelo, o bien cambiar este.

El Tata parece estar optando por lo segundo, ya que lo primero, aunque se intentó con el fichaje de Cesc Fàbregas, parece no haber sido la respuesta, al menos de momento, pues el de Arenys ha asumido otro rol más ofensivo y menos relacionado con el timing del juego. Además, las incorporaciones al plantel de los últimos años (véanse Alexis Sánchez, Tello o Neymar), aunque poseen una buena capacidad de asociación, tienden a ser jugadores verticales, capaces de tirar desmarques en profundidad y buscar la espalda de la defensa rival, de lo que se están aprovechando los pasadores en las últimas citas. Además, ahora que Neymar está cobrando importancia y adquiriendo galones en el terreno de juego, lo estamos viendo como director de los numerosos contraataques con los que están sorprendiendo a todos. Quizá Thiago Alcántara podría haber brillado en esta nueva corriente de juego, nunca lo sabremos.

Mientras en el Barça está cambiando el discurso (lo que era importante, el juego, ya no lo es tanto, y ahora lo que hay es que ganar sobre todas las cosas) hay otros que no lo cambian ni aunque les maten. Paco Jémez, el entrenador del Rayo Vallecano, ha dicho en múltiples ocasiones que su juego es el de tener la pelota, y que cualquier equipo que lo fiche debe saber que sus equipos jugarán así. Entre eso y sus muchas perlitas ante las cámaras, las cuales no vienen al caso, se ha hecho un hueco en los corazones del aficionado medio. Lo que el aficionado medio parece no saber (o sí, pero no le importa) es que hoy día el Rayo va en 19ª posición, únicamente por delante de un Betis que hace aguas en cada partido. Las matemáticas parecen insinuar que construir la casa rayista por el tejado quizá no sea la mejor manera de conseguir un objetivo, aunque nos lo confirmarán (o no) al final de la presente campaña. Esclavos del tiqui-taca.

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